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Christine De Pizan (1364 – 1430)

octubre 2, 2010

Christine de Pizan fue una importante escritora de la Europa medieval que nació en Venecia en 1364. Cuando apenas contaba 4 años se trasladó a la corte de Carlos V en París, en la que su padre Tommaso ofrecería su servicio como médico y físico. Christine vivirá rodeada de lujos y recibirá un educación muy completa que perfeccionará en la enorme biblioteca real. La madre de Christine siempre se opuso rigurosamente a su instrucción, era inflexible en su idea de educar a su hija solamente para que fuera capaz de cumplir las tareas domésticas.

Se casó cuando solamente tenía 15 años con Estienne du Castel, un joven de estirpe noble que ocupaba el cargo de notario del rey. Al cumplir los 25 años Chistine enviudó, había gozado de un feliz matrimonio hasta que Estienne contrajo la peste y murió. La vida se volvía difícil para Christine que se quedó sola con tres hijos, su situación económica fue empeorando sobre todo porque fue víctima de varias estafas contra las que inició varios pleitos judiciales. Empeoró su situación cuando su hijo menor murió al poco tiempo de nacer.

Para afrontar el complicado momento por el que estaba pasando y mejorar su situación económica, se convirtió en la que fuera posiblemente la primera mujer que se dedicó profesionalmente a la escritura lo que le permitió en pleno siglo XV, mantener a su madre, hermanos e hijos. Si bien es cierto que al principio escribía baladas para lamentarse de la muerte del amado, la corriente Humanista la condujo pronto por un camino bien distinto dedicándose a temas relacionados con la política, la historia y la condición de la mujer.

Su libro más conocido es «La ciudad de las damas», en él describe a un grupo mujeres ejemplares, reales o míticas, cuyas virtudes no habían sido superadas por ningún varón. Por primera vez alguien tomará la palabra en nombre de todas las mujeres para defenderlas de las acusaciones que les dedicaban los hombres. Las acusaban de escasa capacidad intelectual, debilidad, avaricia o infidelidad; de causarles placer la violación y de hacer insoportable el matrimonio con su amargura y rencor. Les impedían estudiar alegando que el conocimiento corrompería sus costumbres. En medicina se consideraba a la mujer un falso hombre o un ser defectuoso.

Christine será percursora, tras publicar la obra “Cartas de la Querella del Roman de la Rose”, de lo que se conocerá en el Renacimiento como la «Querella de las mujeres” o «Querelle des femmes». Diversas intelectuales del momento discutían con los escritores sobre la dignidad de las mujeres.

En 1407 estalla la guerra civil en París y Christine se refugia en el convento de Poissy con su hija, donde muere en 1430 a los sesenta y seis años.

Las Beguinas

marzo 26, 2009

kempeEn la Edad Media, a finales del siglo XII nacía en Flandes, Alemania y las naciones circundantes una corriente espiritual de mujeres que tenía tanta fuerza que influyó no solamente en la mística y en la ciencia de su tiempo, sino también en la de los siglos posteriores. La iglesia intentó ocultarla y silenciarla y en cierto modo lo consiguieron porque hoy pocas personas conocen la existencia de este importante movimiento. Me refiero a las Beguinas, hay que decir que también se constituyeron grupos de hombres con un funcionamiento parecido, los Begardos.

El movimiento se inció en Lieja, en Brabante o lo que hoy es Bélgica.  Si bien en Alemania tambien hay pequeños conventos dispersos es en Bélgica donde se va a producir el verdadero apogeo de la Beguinas y el resultado era una ciudad dentro de otra ciudad, es el ejemplo de Gante. Hubo hasta 18 conventos en Europa.

Hay que tener en cuenta que en la Edad Media las mujeres vivian bajo la tutela de los hombres, en el hogar como esposa y madre o bien en los conventos como monjas dedicadas a Dios y a la vida eclesiástica. Después de las Cruzadas muchos hombres han muerto y hay más mujeres que hombres, muchas familias mandan a sus hijas menores a conventos por las dificultades que tienen para conseguir una buena dote.

Amsterdam

Amsterdam

Las Beguinas fueron un movimiento femenino espontáneo, no hubo una fundadora ni normas de constitución; fueron comunidades autónomas que no estaban ni reguladas ni supervisadas. Eran casas dispersas por el norte de Europa que no se dedicaban a ninguna doctrina en particular sino que se dedicaban a una serie de ocupaciones.

Muchas mujeres solas o en pequeños grupos se establecieron en torno a iglesias o hospitales, recluidas en casitas dentro de un recinto, independientes del hombre y aunque dedicándose al culto a Dios, independientes también de la iglesia. Los beguinatos proporcionaron a las mujeres un espacio social donde desarrollarse económicacmente  ya que no podían desarrollar un oficio en la sociedad feudal. Se dedicaban a cuidar niños, enfermos, a coser y a bordar, y por ello frecuentemente debían enfrentarse con los gremios que las consideraban su competencia desleal.

Casitas de Beguinas
Casitas de Beguinas

En estos espacios las mujeres también encontraban un enriquecimiento intelectual que fuera del beguinato tenían vedado. Gozaban de una gran autonomía, eran autosuficientes, se defendían personalmente en los procesos legales y nadie interfería en la gestión de cada beguinaje.

Además, en estas comunidades aunque las mujeres no se casaban no se hacía voto de castidad y por tanto quedaban libres para esposarse en el momento que lo desearan. Eran religiosas pero sin alcanzar el estatus de monja, sin implicarse en la jerarquía de la iglesia.

Leyeron las escrituras y la Biblia por su cuenta y la iglesia atemorizada de que realizaran sus propias interpretaciones las tildó de brujas, prostitutas e infieles. La iglesia no tenía muy claro si el hecho de que tuvieran sus propias ciudades en miniatura era positivo porque las tenían

Indumentaria

Indumentaria

controladas en un lugar concreto o negativo por el poder que les infería.

Crearon hospitales para pobres y las escuelas llamadas Amigas que no eran otra cosa que escuelas para niñas. Crearon un  movimiento internacional con estrechos vínculos entre sí, se comunicaban por escrito y en persona, viajaban y en sus largos recorridos hacían grandes paradas para aumentar sus conocimientos.

Fueron muchísimas y actuaron durante dos siglos y medio y algunas murieron en la hoguera, tal es el caso de Margarita Porète que no quiso retractarse de sus dichos del libro «Espejo de las almas simples». A partir de 132 las propiedades de las Beguinas, la mayoría provenientes de familias adineradas, son confiscadas y ellas obligadas a casarse. En 1421 se disuelven todos los beguinajes y la persecución adopta forma de exterminio,  muchas mueren en la hoguera. Así se suprimió el primer movimiento de mujeres de la época cristiana y se borraron sus huellas.

Ley y Adulterio en la Edad Media

noviembre 9, 2008

85c2d63ab0fae9fb327862c411c5cc75_image_document_large_featured_borderless3Es habitual que en la Edad Media el marido ofendido asesine a los amantes o tome la justicia por su cuenta sin esperar la intervención de la justicia. Diversos documentos del siglo XV justifican tales actos del marido «movido por el dolor o la venganza». A finales de la Edad Media no está muy claro si debe ser juzgado por los delitos que cometía.

La Lex Julia romana permitía que el marido matara al amante y que el padre de la esposa matara a ambos adúlteros si los hallaba juntos. Si el marido mataba a la mujer o el padre de ella mataba solamente a uno eran perseguidos pero las penas eran menores que si no se hubiera cometido un adulterio.

El Código Justiniano,  hizo más difícil para el marido engañado poder matar a su mujer con impunidad legal. Según la Novelae 117, del año 542, el marido engañado debía dar tres avisos escritos a los adúlteros, cada uno delante de tres testigos fiables, y si después de tres avisos volvía a encontrarlos juntos, entonces podía matar al amante.  A la mujer no la podía matar sin ser acusado de asesino aunque la hubiera acusado previamente de adulterio. Beaumanior y otros autores desarrollaron esta misma idea a lo largo de la Edad Media.

El derecho germano reconoció al marido el derecho de matar a ambos con total impunidad si los sorprendían juntos. Los visigodos asignaron el mismo derecho al marido, al padre y a los hermano de la adúltera. Y la mayor parte de los fueros altomedievales castellanos inspirados en el Fuero Juzgo dotaron al marido del derecho de matar a ambos.

Fuente: Adulterio, sexo y violencia en la Castilla Medieval de Ricardo Córdoba

La papisa Juana

septiembre 28, 2008

Existe un mito del que algunos historiadores afirman que no es más que eso, un mito. Para otros la papisa Juana existió y solamente se ha escondido la historia por voluntad de la iglesia. Dado que tanto puede ser cierto lo uno como lo otro, aunque tengo mis inclinaciones, voy a hablar sobre ella.

En el siglo IX, en plena época medieval, en el año 822 nace una mujer enigmática a la que su padre, un monje anglosajón (en aquella época no era tan extraño) bautizó con el nombre de Juana. A su lado tuvo la oportunidad de aprender, era un notable estudioso, en una época en la que el conocimiento estaba vedado a las mujeres.  Decide continuar sus estudios y se marcha a Atenas donde inicia estudios religiosos ante los que demuestra un gran talento.

Se corta el pelo y se viste de hombre y  como Juan el Inglés, modo del que es conocida, viaja de monasterio en monasterio conociendo a grandes personalidades de la época. Primero viajó a Constantinopla donde se dice que  visitó a Teodora, la emperatriz, y al rabino Istraeli, al que le pidió algunas aclaraciones sobre medicina.

De regreso a Alemania visitó las grandes abadías de la época, donde se reunió con grandes prelados. También aprende de alquimistas y lee textos árabes. Tras vivir grandes aventuras en las que prima el conocimiento se marcha a Roma en el 848 y gracias a su reputación de conocedor del mundo consigue reunirse con el Papa León IV del que se hizo secretario. Tras la muerte del Papa su carisma le conducirá al trono papal durante dos años como Benedicto III.

El resto parece más parte de un relato que realidad. Juana muere de parto en plena procesión y es en ese momento cuando se conoce su condición femenina.

El papado ha negado su existencia durante 700 años y en cualquier caso no se tiene acceso a muchos de los documentos históricos del Vaticano. Las pinturas del Vaticano sobre Benedicto III todas dibujan un rostro con barba. No se ha podido demostrar su existencia. Actualmente representa la carta de la papisa del tarot.