Parece ser que en la época anterior a los Incas en el sureste del Perú era costumbre reunir a las muchachas nobles para dedicarlas al culto y a la enseñanza. Durante la época de los Incas se institucionalizaron y alcanzaron su punto álgido, y mujeres de todos los suvus se acabaron convertiendo en Aclíacuna o Escogidas.
A estas mujeres se las llamó de distintas formas pero en general todo el mundo se refiere a ellas con las Mamacunas aunque de un modo más poético también se las puede llamar Vírgenes del Sol.
Durante el gobierno de Pachacuti IX (1438-1471) se crearan las casas de aclíacunas. El auge que recibió el culto al Sol durante el reinado de Pachacuti, se vio reflejado en la creación de la institución de sacerdotisas. En Cuzco se construyó el principal acllahuasi, sirviendo de modelo al resto de estas casas que se repartirían por todo el territorio peruano.
El Aellahuasi de Cuzco se encontraba en la plaza principal. Una calle estrecha atravesaba todo el edificio y a ambos lados de ésta se abrían apartados donde las mujeres trabajaban, dormían, comían, etc. Nadie más que ellas podía entrar en los palacios, en los que disponían de grandes patios frescos y arbolados jardines en los que no faltaban sus huertas de hortalizas y frutales. Y aunque era una institución exclusivamente femenina contaban con mano de obra masculina para hacer las tareas más pesadas, pero para entra entrar a servir en la casa los hombres eran desfigurados, se les cortaba la nariz o las orejas y se les castraba. No podían tener contacto con las aclíaconas porque debían cuidar su virginidad como característica distintiva de su condición.
Las conquistas territoriales siempre tenían implícita una justificación religiosa. Llevaban el mundo del caos al orden, y por ello allí donde decidían establecerse, los Incas edificaban siempre un templo al Sol, un Adllahuasi y un Palacio Real. Así que con el tiempo los palacios se fueron multiplicando.
Las aclíacuna se regían por una serie de normas internas que dependían del Estado porque de ellos recibían la manutención, cobraban con productos agrícolas y ganado, los edificios que habitaban, el personal del servicio, etc. A cambio debían producir tejido, mantener un comportamiento ejemplar y mantenerse vírgenes.
Para seleccionarlas al principio fue el Inca quien se encargó, pero conforme se iban creando nuevas casas eso ya no era posible así que se creó un nuevo mecanismo de renovación en el que funcionarios delegados, los apunaca, seleccionarían por las provincias a las jóvenes elegidas. Pertenecer a la institución estaba por encima de la voluntad de las propias jóvenes, el Inca podía disponer de la vida y las propiedades de sus súbditos, a cambio y recibían protección y asistencia.
Para ser una elegida debía tenerse entre ocho y doce años, poseer un gran belleza y no tener ningún defecto físico. También se comprobaba su castidad con la ayuda de las mamaconas superioras del aclíahuasí. Una vez se habían superado todas las pruebas las jóvenes iniciaban una especie de “noviciado”.
Las recién elegidas recibían una renta y una criada y se las ponía en grupos de 10 bajo la tutela de una maestra que a su vez era dirigida por una maestra mayor y esta por la mamacona. Durante tres años aprendía a a hilar y tejer, a hacer pan, comidas rituales y el ceremonial religioso. Nunca se relacionaban con las más antiguas sin permiso. El acllahuasi también cumplía una función educadora y a él acudían las hijas de los nobles que iban a recibir preparación para el matrimonio y no para ser mujeres del Sol, así que pasados los tres años se les preguntaba si querían continuar en el templo o si preferían salir del centro para casarse. Si elegían ser Escogidas se las amonestaba sobre su condición de castidad y las que querían casarse eran separadas del resto.
Las nuevas servidoras del Sol cambiarían de vestiduras, se colocaban el uncu blanco y una guirnalda dorada en el pelo. Su nueva representante era la mamacuna superior del centro. Cada año coincidiendo con la siega se renovaba el juramento en el que se prometía obediencia a dioses y sacerdotes, al Inca y a sus ministros. Se celebraba una fiesta en la que se organizaba un espléndido banquete en el que se ofrecían bebidas y comidas preparadas por las aclíacuna.
La organización y el control de las escogidas dentro del palacio estaba estrictamente reglamentado. Las nuevas se agrupaban de diez en diez y estaban a cargo de una maestra, maestras que al tiempo estaban bajo la supervisión de una maestra superior. Las maestra superior rendía obediencia a la mamacona superior que respondía sólo ante el vilahoma. Los apu panaca se encargaban de lavigilancia del acllahuasi en provincias y rendían cuentas al vilahoma
Los pongocamayos eran los hombres que trabajaban en el aellahuasi, hacían de portero yno dejaban pasar a nadie si no era con licencia especial. Se encargaban de hacer los recados para el centro. No podían andar libremente dentro de la casa, solucionaban los asuntos con las mujeres que servían de doncellas o con la Mamacuna directora. Ya he contado que se trataba de eunucos y viejos para que no cayeran en la tentación de pretender a una escogida. El trato con ellas podría llevarles a la muerte.
La organización del trabajo se organizaba según la edad y la condición social. La función de cantora era importante y necesaria en una corte para celebrar fiestas ypor motivos religiosos. Además estaban las que tocaban instrumentos, como tambores y flautas y que acompañaban los corjos en ceremonias y fiestas. Las tejedoras hacían mantas y telas para proveer a los ejércitos en los conflictos y para la corte del Inca en tiempo de paz, el Inca jamás se ponía el mismo vestido. Las que se dedicaban a la actividad religiosa se encargaban de tejer ropa para los ídolos y sacerdotes y elaborar el zancu, un pan elaborado con maíz y sangre de los animales sacrificados. Las escogidas más bellas y nobles el Inca las elegía como concubinas, y también elegía las que iba a dar por esposas a capitanes y familiares como premio a sus servicios.
Extraído de un documento de Pilar Alberti Manzanares de la Universidad Complutense de Madrid