La mujer y Picasso

Arte soviético

En la antigua URSS el sexo y el erotismo estaban prohibidos. Sin embargo algunos pintores intentaron reflejar la sensualidad femenina en sus pinturas. Es el caso de Alexander Samoklalov, entre 1930 y 1950.

Mujeres barbudas en la pintura clásica

La fascinación por la monstruosidad, por los seres anormales, data de la Edad Media y, especialmente, a partir del renacimiento. Monarcas y aristócratas españoles gustaban de encargar su representación artística y aunque no fueron los únicos, en ningún otro país lo hicieron tanto y durante tanto tiempo. En España  con el cambio de dinastía a comienzos del siglo XVIII esta moda prácticamente se extinguió.

Juan Sánchez Cotán pinto a Brígida del Río a finales del siglo XVI en 1590, cuando Brígida tenía 50 años. El cuadro actualmente se encuentra en el Museo del Prado de Madrid.

«La mujer barbuda» es propiedad de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, está expuesto en el Hospital Tavera de Toledo.

José Ribera, «El Españoleto» pinto «La mujer barbuda» en 1631. En el cuadro hay una inscripción en latín : «El gran milagro de la naturaleza» donde se describe a Magdalena Ventura, una napolitana de 52 años a la que le creció la barba a los 37 años después de haber tenido hijos con Felici de Amici, su marido, quién se ve también retratado. Al final de la inscripción se lee que pintó el cuadro de un modelo natural por encargo Virrey de Nápoles, el 16 de febrero de 1631.

Carteles publicitarios del modernismo

A principios del siglo XX el arte traspasó las paredes de los museos para inundar las calles en forma de cartel publicitario. La vida cotidiana de la burguesía daba forma a hermosos carteles relacionados con el lujo y los placeres de la vida. Anunciaban licores chocolates o joyas y muchos carteles llevaban la firma de grandes pintores.

Por primera vez se va a utilizar el cuerpo femenino como reclamo publicitario.

Anna Ancher (1859- 1935)

Maestra y alumnos

Pintora danesa nacida en Rodena.

En la Academia de Arte en Copenhague no admitían mujeres.  Se formó en la escuela privada del paisajista danés Vilhelm Kyhn durante los años 1875-79. Era hija de un hotelero y tuvo la posibilidad de entrar en contacto con pintores que llegaban cada verano a Skagen, una pequeña ciudad de pescadores. Así fue como conoció a su marido Michael Ascher y al noruego Christian Krohg que tuvo gran influencia en su uso de los colores.

En 1880 se casó con Michael Ancher y aunque en aquella época estaba bien visto que las las mujeres casadas se dedicaran a las tareas domésticas y a la familia, Anna  continuó pintando. Pintaba sobre todo escenas íntimas de mujeres y niños en las que destaca la riqueza de los colores vivos.

Anna Ancher visitó la Exposición Universal  de Viena en 1882. A finales de 1888 fue a París y recibió  las clases de dibujo que impartía Puvis de Chavannes, con quien conoció el expresionismo.
En 1924 le otorgaron el premio Tagea Brandt Rejselega.

La mujer en el arte